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Karen Cañas tiene 22 años y ha participado políticamente con los pequeños agricultores de Colombia desde que tenía 10 años de edad. Las mujeres en las zonas rurales son las más afectadas por la guerra, afirma ella.

Me siento en el porche en una silla de plástico junto a Karen Cañas. El calor del mediodía es casi insoportable y cada ráfaga de viento que nos llega es recibida con gratitud. Estamos en una escuela de liderazgo para mujeres en Managua-Nicaragua financiada por Solidaridad Suecia-América Latina (SAL). Karen es una de las ochenta mujeres de América Latina y el Caribe que participan en el programa, y fue una de las primeras mujeres que llamó mi atención cuando llegué a la escuela. Una líder natural con una voz poderosa, con mucha autoridad y una risa contagiosa.

Karen ha estado aquí desde hace siete días y permanecerá durante la semana de entrenamiento que resta. Los días son intensos. El desayuno se sirve a las siete de la mañana y después hay sesiones y talleres hasta la noche. Pero ahora es la hora del almuerzo y tomamos la oportunidad para sentarnos un rato con la vista hacia el frondoso jardín.

Comprometida desde niña

Karen Cañas de 22 años de edad, viene de Barrancabermeja en la región del Magdalena Medio en Colombia. Una región que ha sido fuertemente golpeada durante los 60 años de conflicto del país. A pesar de su corta edad, su implicación política inició hace mucho tiempo. Ya con diez años se había involucrado en la organización de la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC), que trabaja para mejorar las condiciones de los pequeños agricultores de la región. La ACVC es una de las 17 organizaciones que dialoga con el gobierno sobre la política agrícola del país desde el 2013, como resultado del paro agrario de ese año. Actualmente Karen es responsable de las cuestiones de género y agroecología dentro de la dirección de la organización.

-Mi tía era parte de la organización y nos invitó a participar a mi hermana y a mí cuando teníamos sólo siete y diez años de edad. Eso me dio la oportunidad de ir al campo y ver con mis propios ojos loimportante que era el trabajo de la organización para los pequeños agricultores de la región. Fue por eso que continué yendo a las reuniones y preparándome, cuenta ella.

Educación que abre los ojos

Karen Cañas dice que la escuela de liderazgo le ha dado una perspectiva completamente nueva sobre sí misma y sobre la sociedad consumista:

-He aprendido mucho, sobre todo durante las sesiones sobre género y marxismo. Aunque ya había leído a Marx antes, empecé con él cuando tenía once años- ahora he comprendido el contenido de su obra de una manera totalmente diferente, dice mientras estalla en una carcajada gorgoteante.

Su organización, la ACVC, planea desarrollar una plataforma política de género y Karen piensa que la formación de liderazgo le será muy útil en este proyecto.

-Tenemos que seguir trabajando con estos temas, ya que está claro que los hombres no los van a impulsar o ni siquiera participar en el proyecto, dice ella.

Karen Cañas piensa que la renuencia de los hombres tiene que ver en buena medida con falta de formación sobre temas de género y feminismo. Es por eso que planea crear escuelas como ésta a nivel local.
Impresionada por su ímpetu le hago una pregunta bastante abierta: Siendo tan joven, ¿de dónde has obtenido tu fuerza y decisión? Una pregunta que responde sin dudar:

-De mi mamá. Cuando era pequeña vivíamos en el campo. Mi mamá era madre soltera de dos hijas y no teníamos mucho dinero para mantenernos. Sin embargo, ella siempre tenía fuerza para participar en reuniones políticas, lo que todavía hace. Siempre era esa persona que se queda hasta el final de la reunión y su fuerza me ha inspirado, responde Karen Cañas con una voz orgullosa.

   El apoyo internacional es importante

Cuando le pregunto a Karen Cañas su opinión sobre el futuro de Colombia, se pone seria:

-Para nosotros es importante que el acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla se haga realidad. Nosotras, las mujeres en las zonas rurales, somos las más afectadas por la guerra.

Karen Cañas habla extensamente y con un profundo compromiso sobre la situación de los pequeños agricultores de Colombia. Ella hace hincapié en que la guerrilla es sólo uno de los muchos problemas que dificultan que la gente del campo viva de su producción. Otros problemas son la falta de infraestructura, la falta de apoyo estatal y la creciente presencia de paramilitares en las zonas rurales. La organización que Karen representa ha sido frecuentemente acusada de estar involucrada con las FARC y en los últimos tiempos han incrementado las amenazas y violencia contra ellos por parte de grupos paramilitares.

-Es maravilloso que existan organizaciones internacionales como Solidaridad Suecia América Latina que apoyan la capacitación y el fortalecimiento de organizaciones de pequeños agricultores, algo que el gobierno de Colombia hasta la fecha no ha hecho. Significa mucho para nosotros y lo apreciamos realmente.

Suena la campana de la escuela. Es hora de que Karen vaya a la sesión de la tarde de hoy. Karen Cañas respira profundo y se va rápidamente.

Texto e imagen: Sori Lundqvist

Traducción: Mónica Hernández Rejón

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